Me considero una persona tímida. Sin embargo, eso no ha impedido que logre mis objetivos. De hecho, a pesar de este rasgo mío, cuando me he propuesto conseguir algo, de una u otra manera lo he logrado!
Cuando decidí estudiar medicina veterinaria, yo sabía que quería dedicarme al área de fauna silvestre. Aunque no supiera exactamente qué hacer o en qué animal enfocarme porque, además que veterinaria es una carrera muy amplia, también lo es fauna silvestre.
Llegó el sétimo ciclo donde llevé el curso "Investigación científica" y teníamos que desarrollar un trabajo de investigación corto. Pensé que era mi oportunidad para definir mi área de interés en fauna silvestre.
Inicialmente, quise investigar sobre tortugas. En ese entonces, tenía dos tortugas de Florida (Trachemys scripta elegans) de mascota (hoy en día aun conservo una de ellas, puedo contar su historia más adelante) y quise investigar sobre ellas. Pero no sabía por donde empezar.
Decidí buscar otras especies de tortugas y me di cuenta que habían biólogos que investigaban tortugas marinas en Perú. En ese tiempo, pensé que las tortugas marinas no estaban en Perú. Siempre las había visto en lugares de anidación y en Perú habían pocos reportes de desoves. Entonces, se me ocurrió que podía desarrollar un proyecto sobre ellas, particularmente de la tortuga cabezona (Caretta caretta). Un proyecto descriptivo porque no se sabía mucho de áreas de alimentación de esta especie (actualmente, sigue sin conocerse mucho).
El profesor del curso me pidió que hable con otro profesor que sabía mucho del tema. El dr. Montes fue amable y abierto conmigo, me guio para desarrollar el proyecto y al tener tantas preguntas, me recomendó contactar una bióloga colega suya que las había investigado. Para mi sorpresa, ella era directora de una ONG de conservación marina. Me entrevisté con ella y fue muy amable en despejar mis dudas. El contacto quedó y casi al final del semestre, me atreví a mandarle un correo preguntándole si podía hacer mis prácticas pre-profesionales con ella. Me respondió que no tenía trabajo para veterinarios pero que podía ir a ayudar. Era julio 2009 y sentí que se abrió un mundo nuevo para mí.
Cuando estuve caminando por las playas de Ite, miraba el mar y pensé "yo podría hacer esto toda mi vida". Sentí que había encontrado mi lugar. Luego, estuve por el norte de Perú visitando los puertos pesqueros.
Mi primera visita a las playas de Ite (Tacna, 2009)
Inicio de Caleta de pescadores Morro Sama (Tacna, 2009)
Durante mi tiempo como voluntaria en ProDelphinus, aprendí a soltarme. Los pescadores y las biólogas con las que viajaba me enseñaron a salir de mi zona de confort. Hablar con los pescadores siempre se sintió bastante acogedor, se aprende mucho de ellos en varios sentidos. Desde cómo funciona la pesca, su situación actual, su forma de ser y cómo conviven con los animales que a mi me interesan estudiar.
Esta foto es de mis primeras interacciones con animales marinos, las primeras veces pueden ser con animales muertos. Aquí estaba apoyando en un monitoreo de playas en el norte de Perú y aprendiendo a medir los caparazones de tortugas.
En mi tiempo de voluntaria, vi animales varados muertos y moribundos, playas contaminadas y olvidadas pero también pescadores y familias joviales dispuestas a contarte lo que saben de estos animales.
Considero que fue un inicio importante para conocer la realidad de mi país, lo bueno y lo malo.
La lección aprendida de este pequeño pasaje en mi crecimiento es que cuando uno quiere algo, debe salir de su #zonadeconfort. Ser #abierto y #proactivo para preguntar y conocer. No importa si te equivocas, lo importante es no dejar que eso te defina.
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